El título de este post no es por nada especial. Sólo para estar a la altura de la clase política e intelectual de este país. Y lo peor es que nos acostumbramos y nos hace gracia. El problema no es el machismo inaceptable de las palabras del alcalde de Valladolid, que se sienta respaldado por su partido o las opiniones de Pérez Reverte sobre un ex ministro. El problema es la falta de respeto hacia los demás.
Yo no soy representante público, no me han votado los ciudadanos, no ocupo un sillón en la Real Academia, no he escrito ‘best sellers’. No he hecho ninguna de esas cosas, pero no se me ocurre descalificar así a nadie. Me daría vergüenza hablar en privado con ese desprecio de alguien, así que ya no me imagino hacerlo ante un micrófono o en una red social seguida por miles de fans.
Es lo que tiene sentirse superior al resto de la humanidad, que te crees con el derecho de sentar cátedra sobre cualquier persona o asunto. Como un elefante pisando hormigas, así puedes ir por el mundo si tu culo huele a rosas.
Al señor De la Riva no merece la pena decirle nada, ojalá le dé vergüenza caminar por las calles de su ciudad y estudie cómo mantener sus morritos cerrados.
De Pérez Reverte sólo recomiendo ver este capítulo de Celebrities de Muchachada Nui.
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